Las enes del español

Ya iba siendo hora de que le de utilidad al manual de fonética que me regaló pgrande (Fonética, E. Martínez Celdrán, Eds. Teide, libro muy interesante por cierto).

En castellano existe una regla fonética que indica que toda nasal se asimila al punto de articulación de la consonante siguiente.  Esto ocurre siempre, salvo en las palatales (ya que estas se dan sólo entre vocales). Por lo tanto en español se distinguen las once variedades de nasales de la siguiente figura:

Probad a pronunciar los ejemplos fijándoos bien en donde articuláis y os percataréis de las diferecias.

En Galicia pronunciamos las enes de fin de palabra de manera velar u posvelar, al contrario que en el resto de españa e hispanoamérica donde se hace alveolar. Hablando en español no hay ningún problema, quizás nos notan el acento de un lado u de otro, pero esto no afecta a la comunicación.

Sin embargo, en otras lenguas donde existen varios tipos de ene de fin de palabra puede llegarse a un punto donde la comunicación fracase. Veámoslo con un ejemplo:  en inglés la diferencia entre sin-sing (pecar-cantar). Si los pronuncia un español de galicia habituado a pronunciar enes velares podría parecer que en ambos casos quiere decir cantar. Mientras que si los pronuncia un hispanohablante de otra zona podría parecer que quiere decir pecar en ambas situaciones.

Por tanto a la hora de aprender nuevas lenguas (en mi caso fue con el alemán cuando me percaté) tened este rasgo en cuenta, ya que puede facilitar sensiblemente la comprensión.

6 comentarios en “Las enes del español

  1. Te invito a que los compartas, amigo Brais. ¿Te refieres a otras enes finales de otras lenguas con las que la comunicación de los españoles al hablarlas puede fracasar?

    Un saludo

  2. Se me acaba de ocurrir que si nosotros queremos decir «actuar como habas humanas» («act like human beans») se entendería «acta like human beings», que ogbvdiamente no es lo mismo…
    xD

    1. ¡Gracias kirbecillo! Pues existen más de los que uno piensa, lo que pasa es que muchos son alófonos. Es decir, que aunque pronuncies un sonido u otro (por ejemplo, dos enes diferentes), los asociamos al mismo.

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