Hace poco recordé una pequeña conversación propia de besugos entre unos colegas y no tiene desperdicio. Ante un curioso animal doméstico que dormitaba en la calle, decían así:
– ¡Mira! ¡Ese gato parece un perro!
– Es que es un perro.
– Ah, pues no lo parece.
Aunque pueda parecer un chiste a primera vista, doy fe de que sucedió de verdad. Y es que este diálogo es maravilloso. No puedo expresar con palabras lo mucho que lo admiro. Cada vez que lo recuerdo y lo analizo me invade la risa floja.
La clave está en la palabra «parecer». «Parecer» es una palabra muy difícil de definir, por cierto, supongo que porque es un verbo copulativo, como «ser» y «estar». ¿Oh? ¿Qué es el «ser»? ¿Qué es el «parecer»? En fin.
Volviendo al diálogo, si lo analizamos desde el punto de vista de la lógica, podríamos ver que:
- Premisa 1: A parece B.
- Premisa 2: A es B.
- Conclusión: A no parece B.
Asesinato a la lógica.
Y matemáticamente:
- A ≈ B
- A = B
- A ≈/≈ B
¿Pero qué?
Genial. Creo que es un ejemplo ilustrativo de lo mucho que influyen las expectativas en nuestra concepción de la realidad. Para ser un gato, se parece mucho a un perro; pero para ser un perro, no se parece demasiado a un perro…
Pienso que lo que sucede en la última premisa es que: Si es perro, no parece perro.
A = B v C
A parece B
A es C
A no parece C
JAJAJAJAJA, que bueno, pero estoy de acuerdo totalmente con Yass Fuentes… No es tan ilógica la conversación al fin y al cabo. Mas bien, es absolutamente lógica es un perro que no parece un perro. Fin.
Yo lo veo así:
1. (A = G) ^ (A ≈ P) – Animal parece Perro, si Animal es Gato
2. (A = P) – Animal es Perro
3. (A ≠ G) – (Implicado, Animal no es Gato)
4. (A ≠ G) ^ (A ≉ P) – Si Animal no es Gato, Animal no parece Perro
En letras: cuando un animal que no es perro (y tal vez, ni siquiera canino) tiene un poco de perrunés, el estándar de ese animal para «parecer perro» se cumple, ya que el umbral es bajo. En cambio, la perrunés que deben tener los perros es decididamente perruna. Por lo tanto, nuestro umbral de perrunés es más alto cuando se trata de juzgar perros. ¡Aquí hay un doble estándar!
¡Bravo!