Evolución de «evolución»

¿Es posible que el uso de la palabra evolución en vez de otra haya llevado a uno de los errores conceptuales más comunes (y trascendentales) entre la población?Charles-Darwin-1880-631.jpg__800x600_q85_crop

Ay, Darwin, mi querido Darkwing. Puede que todos asociemos inmediatamente las palabras evolución y Darwin, pero, paradójicamente, este, al igual que otros importantes científicos de su tiempo,  evitaban, en la medida de lo posible, usar este vocablo. Darwin, concretamente, hablaba de descendencia con modificación. Esta perífrasis es engorrosa y pide una palabra más corta, pero evolución no es la más adecuada. ¿Por qué? Quizá nos encontramos ante un caso de enantiosemia o autoantonimia, que es el hecho de que una palabra tenga varios significados opuestos, como alquilar, que vale tanto para el alquilador como para el alquilado. Veremos como evolución evolucionó de un significado a otro casi opuesto.

Nuestro amigo Charles no quiso usar la palabra evolución por dos razones: por su significado técnico, presente en una teoría moribunda de Albrecht von Haller; y por su significado vernáculo, que tenía un matiz de progreso.

En cuanto a la primera, en 1744 el biólogo alemán Albrecht von Haller acuñó el término evolución para describir su teoría que decía que los embriones crecían a partir de homúnculos preformados dentro de óvulos o espermatozoides, es decir, que todas las generaciones habían sido creadas en los ovarios de Eva o en los testículos de Adán, y como una muñeca rusa, unas estaban dentro de otras e iban saliendo. Haller escogió la dichosa palabra basándose en el latín evolvere que significa desenrollar, muy gráfico para definir su (caca) teoría. ¿Cómo es posible que de esta palabra se haya llegado a un significado tan distinto? Fue en parte gracias a que su teoría estaba en las últimas en 1859 y ese término quedaba disponible.

La segunda razón que llevó a Darwin a evitar la dichosa palabra fue el significado vernáculo de evolución, que acabó siendo el que se asoció a su descendencia con modificación. En aquel tiempo, evolución era una palabra muy común que implicaba un desarrollo de lo simple a lo complejo, de lo rudimentario a lo maduro. Por lo tanto, el concepto estaba claramente unido a la idea de progreso.

Pero la teoría de Darwin no habla de progreso. Habla de descendencia con modificación y nada más. Darwin siempre se obligaba a sí mismo a recordar que no podía hablar de que unos organismos eran superiores y otros inferiores, pues, por ejemplo, una ameba estaba tan adaptada a su ambiente como los seres humanos. ¿Por qué entonces vamos a pensar que nosotros somos superiores? La descendencia con modificación de la que hablaba Darwin solo se refería a una mayor adaptación de los organismos a su ambiente, no a un ideal abstracto de progreso definido por la complejidad estructural. Pensar que los humanos somos algún hito en la evolución solo es otro de nuestros muchos sesgos antropocéntricos, como el de que la Tierra es el centro del universo.

Al pobre Darwin lo malinterpretamos demasiado (supervivencia del más fuerte, te miro a ti). Normalmente ello no tiene más consecuencias que un suspenso en clase de biología, pero también puede llevar a que florezcan ideas muy espinosas, como la eugenesia o el darwinismo social, que seguro nuestro protagonista no comparte. ¡Qué poder tienen las palabras! ¡Usémoslas bien!

Fuente | Essays on Darwin de Stephen Jay Gould (lo bueno de que mi blog es mío y me lo f**** cuando quiero es que puedo citar sin seguir ningún criterio, chínchate).

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