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Casual causalidad

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¿No es casualidad que entre lo casual y lo causal solo haya un par de vocales que cambian de sitio? Y es que no podría haber dos términos tan diferentes e iguales. Lo causal es lo que sucede por alguna causa y lo casual es lo que no.

Pero tan equivocado está el que piensa que lo causal es casual como al revés. Los que en lo casual ven una causa hablan de destino, quieren ir más allá, quieren ver razones donde no las hay. Los que achacan a la casualidad lo que tiene una causa, están ciegos, no quieren ver o no entienden que detrás de ese fenómeno hay una razón. Seguir leyendo Casual causalidad

Así que o asique

Hace un tiempo un amigo me comentaba que, para él, existían dos expresiones, «así que» separado y «asique» todo junto, y para él tenían matices diferentes. Cuando me lo dijo yo me quedé alarmado, ¿¡cómo vas a escribirlo todo junto, loco!? Sacó ese grammar nazi que algunos llevamos dentro (nótese aquí la ironía). Me responde que el autocorrector no se lo da por mal y por tanto debía existir.

Antes de quemarlo en la hoguera, decidí comprobarlo, no fuera a ser que yo estuviese equivocado. Al fin y al cabo ocurren cosas raras en esta lengua, como que aun se escriba con o sin acento dependiendo del significado.

Lo compruebo y así que asique sí que existe, ¡valga la aliteración! Pero no con el significado que mi amigo le atribuía. Resulta que asicar significa, en República Dominicana, fastidiar, hositgar. Por tanto (o así que), asique no es más que el presente de subjuntivo de este verbo.

¡Caso resuelto!

A cuento de esto, ¿no os parece gracioso que separado se escriba todo junto, y todo junto se escriba separado?

En España nos cagamos en todo

me cago en la mar

Comparado a otras lenguas e incluso a otras variedades del español, en el de España tenemos expresiones para cagarnos en casi cualquier cosa:

  • Me cago en todo (o en tó).
  • Me cago en todo lo que se menea.
  • Me cago en la mar (o la mar salada).
  • Me cago en la leche.
  • Me cago en diez.
  • Me cago en Dios.
  • Me cago en la Virgen.
  • Me cago en la hostia.
  • Me cago en el Copón Bendito.
  • Me cago en ti.
  • Me cago en tu padre.
  • Me cago en tu madre (o en la madre que te parió).
  • Me cago en la puta.
  • Me cago en tu puta madre (combinando las dos anteriores).
  • Me cago en mi calavera (o en mi puta calavera).
  • Me cago en tus muertos.

Así que  nos cagamos en todo en general, en cosas al aleatorias (la mar, la leche, el número diez), en elementos religiosos, y en familiares, especialmente madres, diciendo cosas muy feas de ellas. Lo interesante es que según el tono con que se digan, muchas de esas expresiones pueden utilizarse sin un sentido realmente ofensivo. Por ejemplo:

Paco: Pepe, ¿crees que debería llamar a mi ex?

Pepe: ¡Me cago en la madre que te parió madre! Claro que no, es que no aprendes, tío.

Aquí el tono es de reproche condescendiente. Si Pepe y Paco son amigos, Pepe no se enfadaría porque Pepe se cague en su madre. Por lo que me han comentado algunos amigos, en latinoamérica es mucho más serio mencionar a la madre, y menos llamarle nombres.

¿Qué opináis vosotros? ¿Os parecen ofensivas, o sacrílegas estas expresiones? ¿Podríamos decir algo parecido en vuestro país?

Parlamentos de guisa pedante

macarena pedante

En aquesta crónica,  anhelo deleitar a vuesas mercedes con las más sublimes y engoladas máximas, sentencias y aforismos.

  • Mayor valor intrínseco presenta volátil emplumado en la cavidad metacarpiana, que  el antilogaritmo en base diez de dos pululeando por los etéreos empíreos.
  • La ausencia absoluta de percepción visual torna insensible al órgano cardíaco.
  • No existe adversidad que por sinecura no se trueque.
  • Quien a ubérrima conífera se adosa, óptima umbría le entolda.
  • Ocúpate de la alimentación de las aves corvidas y éstas te
    extirparán los globos oculares.
  • Relátame con quien deambulas y te manifestaré tu idiosincrasia.
  • A equino obsequiado, no se le aquilatan los incisivos.
  • A vocablos majaderos, trompas de eustaquio en estadio letárgico.
  • A perturbación ciclónica en el seno ambiental, rostro jocundo.

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Vejestorio

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Anoche cambié de canal un momento durante los anuncios y fue una de las mejores decisiones de estos días: escuché una expresión que me hizo rodar por los suelos de la risa. Vale, no tanto, como tampoco me río cuando escribo «xD».

Alguien se quejó de que recibía un trato muy «vejestorio», se deduce que por su parecido con vejatorio.  Y lo repitió: «Un trato muy vejestorio, muy vejestorio…».

Era una situación triste y me sentí mal por reírme, pero es que una confusión así es sublime.

Por cierto, la imagen es de un peliculón que vi anteayer, ¿sabes cuál?

Copón bendito

Ya está. Podéis dejar de leer aquí porque no vais a encontrar nada mejor que el título de esta entrada. «Copón bendito» es mi nueva expresión favorita de toda la vida.

Bueno, si queréis os cuento de dónde la saqué.

cosima Seguir leyendo Copón bendito

Extra, el adjetivo al que no le gusta pasarse a plural

Frases como «Horas extra» o «pagas extra» son muy comunes, ¿pero no deberían ser «horas extras» y «pagas «extras» respectivamente? Pues la respuesta es sí y no. Bueno, es complicado.

La Fundación del Español Urgente (Fundéu) recomienda que se generalice el plural extras  en estas construcciones, para respetara la concordancia de número entre el sustantivo y el adjetivo.

La Real Academia Española, en el Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD),  dice que cuando este adjetivo significa «superior» (en calidad o tamaño), es invariable, p.ej. «yo solo uso aceites extra» o «los huevos extra son más caros». Sin embargo, cuando significa «adicional» prefiere el plural en -s, p.ej. «kilos extras»«horas extras». No obstante, la RAE también admite que aún en este último caso, existen numerosos ejemplos con uso invariable de extra.

¿Extra o extras? ¿Cuál usar?

A mi personalmente me suena mejor el uso invariable. Seguramente porque mi cerebro lo asocia a cortar por la mitad «extra|ordinario»,  «extra|ordinaria»,  «extra|ordinarios» o «extra|ordinarias».

Buscando en Google books Ngram Viewer, que es una herramienta que permite obtener la frecuencia con la que palabras o frases aparecen en los libros, pude observar que tanto «horas extras» como «gastos extras» son más frecuentemente utilizadas que sus respectivos usos invariantes. Entre 4 y 9 veces más, aunque si busco en Hemero.es, el corpus de prensa del Molino de Ideas, la diferencia puede reducirse hasta sólo menos del doble en periódicos españoles.

Así que, de momento la batalla la va ganando extras para estos casos, con el apoyo de las dos instituciones mencionadas anteriormente. Pero quién sabe, la lengua es algo vivo que evoluciona según el uso que a ella le den sus hablantes. Así que te recomiendo que uses simplemente el que te suene mejor.

Fuentes | Fundéu, DPD, Google books Ngram Viewer, Hemero