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Taumatawhakatangihangakoauauo- tamateapokaiwhenuakitanatahu. El topónimo más largo del mundo

Me encontraba esta tarde buscando información para un futuro artículo cuando de repente me encontré con esta colina de Nueva Zelanda, que con 80 letras es el topónimo más largo del mundo:

Taumatawhakatangihangakoauauotamateaturipukakapikimaungahoronukupokaiwhenuakitanatahu

Que literalmente significa «La cumbre de la colina, donde Tamatea, el hombre con las rodillas grandes, conocido como «el devorador de tierra», que bajó, subió y engulló las montañas, le tocó la flauta a su amada» y que podéis escuchar como se pronuncia aquí.

¿Os imagináis pidiendo indicaciones?

No no, no es algo que yo o wikipedia nos hayamos inventado, tengo pruebas, buscadlo en google maps. Es el nombre maorí de una colina en Nueva Zelanda.

Hasta tiene el record guiness al topónimos más largo del mundo, como orgullósamente indican en su cartel de bienvenida.

Bueno, quizás no sea un artículo excesivamente lingüístico, pero el que estaba preparando era sobre palabras curiosas o con propiedades curiosas, y este topónimo me lo pareció tanto, que no pude evitar publicarlo de inmediato.

Las enes del español

Ya iba siendo hora de que le de utilidad al manual de fonética que me regaló pgrande (Fonética, E. Martínez Celdrán, Eds. Teide, libro muy interesante por cierto).

En castellano existe una regla fonética que indica que toda nasal se asimila al punto de articulación de la consonante siguiente.  Esto ocurre siempre, salvo en las palatales (ya que estas se dan sólo entre vocales). Por lo tanto en español se distinguen las once variedades de nasales de la siguiente figura:

Probad a pronunciar los ejemplos fijándoos bien en donde articuláis y os percataréis de las diferecias.

En Galicia pronunciamos las enes de fin de palabra de manera velar u posvelar, al contrario que en el resto de españa e hispanoamérica donde se hace alveolar. Hablando en español no hay ningún problema, quizás nos notan el acento de un lado u de otro, pero esto no afecta a la comunicación.

Sin embargo, en otras lenguas donde existen varios tipos de ene de fin de palabra puede llegarse a un punto donde la comunicación fracase. Veámoslo con un ejemplo:  en inglés la diferencia entre sin-sing (pecar-cantar). Si los pronuncia un español de galicia habituado a pronunciar enes velares podría parecer que en ambos casos quiere decir cantar. Mientras que si los pronuncia un hispanohablante de otra zona podría parecer que quiere decir pecar en ambas situaciones.

Por tanto a la hora de aprender nuevas lenguas (en mi caso fue con el alemán cuando me percaté) tened este rasgo en cuenta, ya que puede facilitar sensiblemente la comprensión.