Si ahora mismo alguien dijese murciégalo, lo más probable es que le corrigiésemos, por intercambiar erróneamente las sílabas. Pero, en realidad, si esa persona nos corrigiese a nosotros, tendría etimológicamente razón:
Murciélago es una metátesis de Murciégalo, del castellano antiguo Mur cego (ratón ciego), derivada del latín mus, muris ratón y caeculus, diminutivo de caecus ciego. Por la creencia de que todos estos quirópeteros son invidentes.