Hace poco hablaba sobre los tipos de nubes y sobre el arte de encontrarles la forma. A todos nos gusta tener un cielo azul y despejado, nos levanta el ánimo, suele ser indicio de días largos y noches cortas, más actividad, más vida. Pero, ¿y si viviésemos en una zona árida y soleada? ¿no creéis que lo que nos animaría sería ver un buen nubarrón? ¿acaso después de 15 días de caluroso verano seguido no apetece una nubecita?
Estos sentimientos se reflejan muy bien en las expresiones utilizadas en distintos lugares. Cuenta la Guía del observador de nubes que en Gran Bretaña, de la gente desafortunada o triste se dice que «tiene una nube encima«, mientras que los optimistas y radiantes «resplandecen como el sol«.