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La curiosidad NO mató a la RAE

Hace ya varios años nuestro lector Paco nos comentó que allá por 2007 le había hecho una consulta a la Real Academia Española sobre la definición de curiosidad. En aquel entonces hasta bastante recientemente, curiosidad sólo era

a) O el deseo de saber o averiguar lo que «no me concierne»

b) O un “vicio” que me lleva a inquirir lo que «no debiera importarme».

¡Vaya curiosidad! 

Seguramente era una acepción arcaica el hecho de que ser curioso es interesarse por algo que no nos concierne en vez de por satisfacer nuestras ansias de conocimiento.

Tardaron más de ocho años en arreglarlo, pero al final lo hicieron. Ahora la definición dice así:

Curiosidad:

1. f. Cualidad de curioso.
2. f. Cuidado, esmero o limpieza.
3. f. Cosa curiosa (‖ que llama la atención).

¡Y tenemos otras buenas noticias! Paco se ha vuelto a comunicar con la RAE y le han dicho que

Esperamos que, a partir de ahora, las actualizaciones del diccionario sean constantes gracias a los medios electrónicos.

Así que la próxima vez que alguno de nuestros lectores encuentre algo raro en el diccionario seguramente no se demorarán tanto en solucionarlo.

Aunque ya sabéis, sigue habiendo una palabra que no se puede escribir.

¿Existe una palabra para eso? Deuteragonista

¿Habías oído alguna vez hablar del deuteragonista de una historia? No, ¿verdad? Eso es porque es un segundón comparado al protagonista.

Y es que es eso lo que significa, es el personaje que sigue en importancia al protagonista. ¡Que no es el co-protagonista, oye! Ese tendría tanta importancia como otros protagonistas. Pero el deuteragonista es el Robin de Batman, el Sancho de Quijote, etc. Vamos, el sidekick como se le suele llamar en inglés. Eso me hace pensar que al Actor secundario Bob, como le llamamos en España al ayudante del payaso Krusty, debería haberse traducido Deuteragonista Bob.

deuteragonista bob

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No eres intérprete, eres un superhéroe, eres TRUCHIMÁN

Si has hecho traducción e interpretación vete cambiando tu curriculum. Quién quiere ser intérprete pudiendo ser un  truchimán, dragomán, drogmán, trujamán o trujimán.

Pues sí, las cuatro están en el diccionario de la RAE y significan intérprete de lenguas. No sólo eso, sino que truchimán también quiere decir «persona sagaz y astuta, poco escrupulosa en su proceder»trujamán es además una «persona que aconseja o media en el modo de ejecutar algo, especialmente compras, ventas o cambios».

Truchimán, dragomán, etc

Aunque pudiese parecer que significa hombre trucha u hombre dragón,  que tampoco estaría nada mal (el segundo no el primero), todas estas palabras son variantes de la forma árabe ترجمان (tarjumān) que se refería a un intérprete, traductor, o guía oficial entre los países de habla turca, árabe o persa y distintos países de oriente medio, así como embajadas y consulados europeos y lugares de comercio. Por regla general, el dragomán tenía que tener conocimientos de árabe, persa, turco y algunas lenguas europeas.

Aunque esta palabra y sus variantes cayó en desuso en los siglos XVII-XVIII sigo existiendo, no sólo en el diccionario de la real academia, sino que en otros idiomas, como en inglés. De hecho es así como, por casualidad, la descubrí.

Así que, ya sabéis, cuando os sintáis lost in translation, llamad a TRUCHI-MAN!

 

¿Existe una palabra para eso? Tricobezoar

bola de pelo

 

¿Sabeís esas bolas de pelo que de vez en cuando vomitan los gatos? Pues a esas les llamamos simplemente bolas de pelo. Pero para cuando éstas, que no las digiere el estómago, se quedan atascadas en el sistema digestivo del pobre animal sí que existe un nombre científico: tricobezoar

Tricobezoar

Del griego trico (pelo) y del persa bezoar (antídoto), ya que los antiguamente se pensaba que los bezóares servían para eliminar los efectos de algunos venenos, como el arsénico.

Si no os da repelús y queréis ver cómo es un tricobezoar en las heces de un gato, mirad este vídeo, que ahí es donde yo aprendí esa palabra.

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Pues no he descubierto un nuevo dinosaurio

Un colega me envió este chiste:

«My new thesaurus is terrible. Not only that, but it’s also terrible.»

Y ahí fue cuando, tras haber leído mil veces la palabra thesaurus en inglés, me empecé a cuestionar el hecho de que se trataba de un tipo de dinosaurio. Poco a poco se empezaban a iluminar recuerdos en mi cabeza en los que el supuesto lagarto gigante nunca tenía sentido en su contexto.

thesaurus

Así pues, tras una minuciosa investigación de 0,28 segundos, descubrí que thesaurus significa algo para lo que en español no tenemos una palabra concreta (o al menos, que se use): un diccionario de sinónimos. Y así, el chiste del principio cobraba sentido:

«Mi nuevo diccionario de sinónimos es malísimo. No solo eso, sino que también es malísimo.»

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10 razones para empezar a coleccionar palabras

Siempre me ha gustado coleccionar, supongo que como a todo el mundo. Aunque algunos no lo quieran admitir, posiblemente coleccionan algo sin darse cuenta, ya sean números de teléfono de ligues, recetas de cocina o títulos académicos, por no mencionar las más frecuentes, como las colecciones de sellos o de monedas.

Septiembre es el mes de las colecciones y los publicistas lo saben. Termina el verano, vuelve la rutina y nos planteamos si hemos mejorado algo. Como seguramente no somos lo que queríamos ser, empezamos una nueva afición. ¡Qué casualidad! ¡Justo comienza esta revista una colección de minerales! ¡Y el primero por solo 2,99€! Y no aguantarás hasta el último número. Es más, apostaría a que los que hacen las colecciones solo tienen los primeros números, no se esperan que nadie siga tanto. Pero, ¿dónde empieza y termina este círculo vicioso? ¿Son las empresas las que anuncian estas colecciones porque saben que en septiembre es lo que queremos? ¿O somos nosotros los que empezamos a coleccionar porque ellos así lo anuncian?

En cualquier caso, ya en octubre, me he planteado comenzar la más interesante de todas las colecciones. Tiene las características de toda una buena colección y muchas más que la hacen idónea. Voy a empezar a coleccionar palabras. Ahora, al más puro estilo página web que solo busca visitas (como ya he hecho con el título de esta entrada), voy a elaborar una lista de…

10 RAZONES PARA EMPEZAR UNA COLECCIÓN DE PALABRAS

    1. Ya tienes unas cuantas. ¿Qué mejor manera de empezar una colección que teniéndola ya bastante avanzada? Lo que darían los amantes de la filatelia por empezar su andadura con un buen puñado de sellos comunes y algunos de los más especiales y bonitos que nunca se van a encontrar. ¡Así es el bagaje de palabras que tú y yo tenemos!
    2. Salen nuevas a menudo. Aunque el objetivo sea completar la colección, es utopía, sirve para avanzar. Cuando un coleccionista termina una colección, siente una oximorónica plenitud vacía. ¿Y ahora qué? Con las palabras, nunca te sucederá esto. Además de que el elenco de palabras a coleccionar es enorme, cada día salen algunas nuevas. ¡Y no solo eso! En cada lugar se dicen de una manera, pero no me refiero solo a los distintos idiomas, sino también a los regionalismos. ¿Acaso sabes qué es una carraña? Toma, te la regalo para tu colección, aquí se usa mucho.
    3. Vas a tener en tu colección algunas muy antiguas. Al igual que un coleccionista de monedas puede encontrarse con una de imperios ya olvidados, ¡tú puedes bucear en viejos libros y encontrar algunas palabras escondidas! Es más, muchas de las palabras que ya tienes y utilizas provienen de tiempos ancestrales.
    4. Todos los días puedes ampliarla. Tu colección de palabras puede crecer cada día si te lo planteas. No hagas oídos sordos a ese nuevo término que sale en el periódico. Busca su significado y empieza a usarlo. Seguramente a partir de ese momento lo verás más a menudo y en seguida estará en las primeras páginas de tu álbum de palabras.
    5. Se pueden clasificar de muchas maneras. A los coleccionistas, además de coleccionar, les gusta clasificar. ¡Vamos a poner los sellos por fechas! Y una vez colocados, ¡mejor los ponemos por colores! ¿Tiene sentido? ¡No! ¡Por fechas quedaban mejor! ¿Y si los ponemos por regiones? ¡Con las palabras sucede lo mismo, y tus criterios para clasificarlas pueden ser muy variopintos! Por frecuencia de uso, por orden alfabético, por disciplina, por categoría gramatical, por número de sílabas, por número de letras, por su valor en el Scrabble o por lo bonitas que te parezcan.
    6. Se te olvidan. Redescubrir una palabra transmite casi las mismas sensaciones que cuando salen palabras nuevas.
    7. Se pueden usar. Al contrario de lo que sucede con muchas otras colecciones, los elementos de esta se pueden usar. Es más, usarlos ayudará a reforzarlos, no se desgastarán ni perderán su preciado precinto.
    8. Unas llevan a otras. Imagínate un coleccionista de minerales y rocas que tras añadir granito a su colección al lado se le apareciese un puñado de oro. Las palabras son así, unas te enlazan con otras, ya sea a través de su definición, etimología o a base de investigar en ese campo concreto del conocimiento.
    9. Todo el mundo las colecciona. Nada más quiere un coleccionista que compartir su afición con los demás. Todo el mundo tendrá su propia colección de palabras y hasta las podréis intercambiar.
    10. Puedes crear las tuyas propias. ¡Qué mejor manera de seguir ampliando tu colección que creando tus propias palabras! Puede que nunca lleguen a extender su uso, pero tú y tu círculo de allegados tendréis una edición limitada de veinte copias de una palabra que solo vosotros entendéis.
    11. Es muy barato. Porque no podía faltar la razón extra para terminar la lista. ¡Coleccionar palabras es muy barato! Olvídate de dejarte la pasta en fascículos y en objetos para guardar tus objetos de colección: tus palabras las llevarás contigo siempre.

 

Nombres de cosas de las que no sabías su significado en inglés

Hay un montón de personajes y marcas que tienen un nombre en inglés que no te habías dado cuenta de que se puede traducir y tiene sentido. Popeye, bender, afterbite y más.

Personajes

  • Scar (cicatriz), el malo de El Rey León que tenía una gran cicatriz en un ojo.
  • Bender (doblador), personaje de Futurama que es un doblador de metales.
  • Popeye (pop-eye, ojo saltón), famoso personaje de televisión, con su característico ojo saltón y su gusto por las espinacas.
  • Lucky Luke (suertudo Luke), en España lo pronunciamos como se escribe, pero en inglés su nombre ya indica que es un tipo con suerte.

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