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La etimología de: Galaxia

La Vía Láctea es una galaxia, sí, pero etimológicamente la vía láctea es la única galáctica. Galaxia proviene del griego Γαλαξίας (galaxias) en galaxias kyklos, que literalmente significa círculo de leche. Se llamaba así a aquella mancha blanquecina que se puede observar en el cielo nocturno, que es producido por estrellas y polvo, pero que en la mitología griega se interpretaba como la leche de la diosa Hera al dar de mamar a Heracles.

Los romanos adoptaron y adaptaron la expresión, diciendo via lactea, camino de leche. Pero no fue hasta mediados del siglo XIX cuando los astrónomos empezaron a especular que las nebulosas espirales que observaban con el telescopio podían tener el mismo tamaño que la vía láctea. Cuando el dilema fue resuelto en los años 1920, por fin se decidió adoptar galaxia como término general para todos los caminos lácteos  y vía láctea sólo para el nuestro.

El alfabeto polaco y el bug del español

Estando yo toda la semana pasada en Polonia con unos amigos locales, aproveché para aprender las frases más usuales en polaco. Aparte de sorprenderme la cantidad de sonidos que tiene esta lengua, lo que me rechinaba era la cantidad de consonantes que utilizaban para escribir sus palabras. Esto es consecuencia de lo primero, tienen tantos sonidos consonánticos, que para representarlos tienen que recurrir a dígrafos (ch, cz, dz, dź, dż, rz y sz). Pero, por otra parte, para otros sonidos tienen letras propias en su alfabeto (ą, ę, ł, ń, ś, ź, ż).  Lo cual me parece un poco incoherente, porque si han inventado 7 signos nuevos para estos últimos, ¿por qué no hacer lo mismo para los 7 anteriores, en vez de representarlos como dos consonantes juntas? En fin, serán cosas de la tradición y la historia.

Preguntarme esto, me llevó a plantearme lo mismo en español. Hasta aún recientemente la che (ch) y la elle (ll) eran consideradas por la Real Academia, letras por derecho propio en nuestro alfabeto. Opino que deberían seguir siéndolo, ya que si en nuestra lengua se lee como se escribe, deberíamos tener una representación para estos sonidos. Pero, aún diría más, después de observar el caso del polaco, ¿por qué no tener un único signo para ch y ll? Además, esto tiene la siguiente ventaja, que elimina el bug del español, la única palabra conocida que no se puede escribir, ya que, entonces, la doble ele de salle se pronunciaría como dos eles y no como una elle.

Por casualidad hace unos días me topé con que mi propuesta ya existía hace unos cuatro siglos, el ortógrafo español Gonzalo Correas (Korreas), que abogaba por una ortografía puramente fonetista (cada fonema debe corresponder un grafema de modo biunívoco), ya se había inventado unos signos para estas letras (entre otros cambios). Aquí podéis ver un extracto de su Ortografia Kastellana nueva i perfeta (1630):

Raíces Protoindoeuropeas II

Como ya comenté en mi artículo sobre la etimología de “mamá”, el parecido de muchas palabras de la familia de las lenguas indoeuropeas (inicialmente entre sánscrito, latín y griego clásico) llevó a los filólogos a conjeturar una lengua común de hace más de 6000 años a la que llamaron protoindoeuropeo. Éste es un idioma reconstruido hipotéticamente que permite explicar estos curiosos parecidos interlingüísticos. Como ya empecé a hacer en Raíces Protoindoeuropeas I, en cada artículo de esta sección trato un determinado lexema de esta lengua y expongo ejemplos de cómo ha evolucionado en las distintas lenguas.

Resultan extremadamente curiosas estas similitudes. Además, a menudo, con saber alguna lengua extranjera, vosotros mismos podéis descubrir el origen común de muchas palabras.

*wel-/*wol- Desear, preferir

Los términos latinos volo, velle (desear) llevaron a palabras romances como, por ejemplo, Es. voluntad, volición o  Fr. voulouir, Cat. voler, It. volere para querer.

En lenguas germánicas tenemos: Al. wollen (desear, querer) . Ing. will (voluntad), que también evolucionó para dar el sentido de futuro intencionado. Incluso well (bien) proviene de la manera deseada.

Raíces Protoindoeuropeas I

*woid-/*weid-/*wid- “Ver” y por tanto “Saber”

Lat.: visionem (nom. visio)=> Es., Ga. Visión; Fr., Ing. Vision; Por. Visão; etc.

Gr.: oida, Dórico woida (saber) idein (ver)

Sans.: veda (sé)

Ir.Ant.: fis (visión), find (blanco, i.e. visto claramente), fiuss (sabiduría)

Galés: gwyn; Galo: vindos; Bret: gwenn (blanco)

Gót., Sue.Ant., Ing.Ant.: witan (saber). Gót. weitan (ver)

Inglés: wise (sabio)

Al.: wissen (saber)

Lit.: vysti (ver)

Bulg.: vidya (veo)

Pol.: widzieć (ver), wiedzieć (saber)

Rus.: videt’ (ver). Rus.Ant.: vedat’ (saber)

Murciégalo vs Murciélago

murciélago

Si ahora mismo alguien dijese murciégalo, lo más probable es que le corrigiésemos, por intercambiar erróneamente las sílabas. Pero, en realidad, si esa persona nos corrigiese a nosotros, tendría etimológicamente razón:

Murciélago es una metátesis de Murciégalo, del castellano antiguo Mur cego (ratón ciego), derivada del latín mus, muris ratón y caeculus, diminutivo de caecus ciego. Por la creencia de que todos estos quirópeteros son invidentes.

Gracias a Carlota, que por decirme que renegaba de la RAE por admitir esta palabra pude descubrir su orígen.

La etimología de: Los días de la semana

dias de la semana

Como no podía ser de otra manera en la etimología de la semana, tengo que hablar de este tema tan común, y posiblemente conocido por todos (al menos en parte), el origen etimológico de los días de la semana.

Los días de la semana en griego

En muchas lenguas estas palabras hacen referencia a días consagrados a los dioses o a los astros que en cada cultura se asociaban con los mismos. Así en griego antiguo se decía (de lunes a domingo):

Hemera Selenes: día de Selena, diosa de la luna.

– Hemera Areos: día de Ares, dios de la guerra.

Hemera Hermou: día de Hermes, mensajero de los dioses, también guía de las almas.

Hemera Zeus: día de Zeus, el rey de los dioses.

Hemera Aphrodites, día de Afrodita, diosa del amor y la belleza.

Hemera Kronou, día de Cronus (no Chronos), dios de la cosecha y la agricultura.

Hemera Heliou, día del Helios, dios del sol.

Los días de la semana en latín y las lenguas romances

En latín, haciendo un calco semántico de la estructura griega y cambiando la deidad por su correspondiente romana:

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La etimología de: Vacuna

Con todo el revuelo causado por las vacunas contra la Gripe A, seguramente la mayoría ya estéis informados de muchas cosas con respecto a ella. Pero, ¿sabéis de dónde viene la palabra vacuna? Es de esas que cuando te das cuenta de su procedencia, tan evidente, te sientes un poco tonto. A mí me pasó hace algunos años, en una clase de biología en el instituto. Efectivamente, tiene que ver con las vacas.

La viruela es una enfermedad infecciosa grave, causada por un virus. Existe una variante que afecta a las vacas y que en el ser humano produce síntomas de poca importancia. Edward Jenner, en 1796, se dio cuenta de que la gente que había sufrido esta variante vacuna, estaba inmunizada contra la humana. Se le ocurrió que para comprobar su hipótesis, podía extraer pus de una pústula de una ordeñadora (que no es un PC hembra) que sufría la variante vacuna. A continuación, se lo inoculó a un niño que no había contraído la enfermedad. Por suerte para él, funcionó. Porque si no, a ver con qué cara le cuenta a los padres de la criatura lo ocurrido.

Hoy en día existen muchos métodos para inmunizar a las personas contra las enfermedades, que poco tienen que ver con nuestras rumiantes amigas, pero se conservó el término en su honor, o en el de Edward Jenner.